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18 de noviembre de 2007

Harry Connick Jr, We are in love



Aprovechando la circunstancia de los conciertos de Harry Connick Jr. en España, dentro de su gira europea, creo oportuno recordar uno de sus primeros discos. Me refiero al We are in love, del año 1990, un disco básicamente conner, que escuché hace años por primera vez en Francia, como ambientación a una cena en casa de unos amigos. Me creí transportado en el tiempo. Desde entonces, y ya de regreso a Barcelona, ha formado parte de mi fondo de armario musical, el cual re-visito con la asiduidad que me da la necesidad de cada momento. En fin, que sin estar delante de una de las obras maestras de Connick, si que aúna con brillantez dos facetas fundamentales en el músico de Nueva Orleans. Una, la parte baladista, intima e intimista, casi hipnótica, de su propensión a la música vocal de los años cuarenta, como la que abre la sesión y da título al álbum, We are in love, y la otra, la vertiente más basada en el jazz de sus raíces, como por ejemplo Forever, for now, I've got a great idea, o mi favorita, It's alright with me. Extraordinario y cautivador, también es el saxo del gran Brandford Marsalis en A nightingale sang in Berkeley Square y en I'll dream of you again. Un Connick, por supuesto, diferente al que hemos podido oír en su último álbum, Oh my nola, donde se ha afianzado en sonidos más rítmicos y sureños.
En definitiva, con We are in love, disco dedicado a su madre fallecida, nos reencontramos con el Connick más clásico, un paso más en la evolución de aquel chico que con once años tocaba ya el piano de forma extraordinaria, hijo de una juez judío-neoyorquina y un fiscal de distrito de origen irlandés, que a la vez eran propietarios de una tienda de discos en Nueva Orleans. De todas esas fuentes bebe su música. Y eso se nota en cada una de sus canciones. Gracias por tu música, Harry.