Buscar este blog

28 de septiembre de 2008

Equipajes.

Este corto es una buena muestra de lo que se puede hacer con un magnífico guión. Estupendos los dos personajes, pero ojo a Natalia Mateo, que borda su papel de mata-hari perturbadora del hombre. Una manera de llegar a, sin llegar a, o cómo las mujeres juegan con los hombres...


                              

In memoriam.

No sé porqué me sorprendo. Van desapareciendo los iconos de mi vida, lo que hace que tenga que asumir el paso del tiempo. Pasados ya los cuarenta (eso de la cuarentena me suena muy mal), es momento de ir acostumbrándose a la ineludible pérdida de referentes culturales. Recuerdo aún el shock que produjo en mi alma de adolescente el asesinato de John Lennon. El adiós de Alfred Hitchcock fué diferente. La reposición de sus películas en diferentes salas de cine de Barcelona, hizo de mi cinemafilia un constante recorrido de salas oscuras, que volvían a iluminarse como en la época dorada del cine. Su muerte, para contradicción personal, fué una combinación de tristeza por el ídolo desaparecido, y de suerte. Suerte de poder volver a ver aquellas películas en gran pantalla, tal como habían sido concebidas en su momento. Vértigo, La ventana indiscreta, Falso culpable... fueron para mí como verdaderos estrenos.
Desde entonces hasta ahora, nuevos iconos encontrados, otros desaparecidos. Y el último ayer, unos de los más antiguos, si no el más, que me quedaban. Desde que ví su rostro en Cortina rasgada, la admiración por el actor, director (imborable Rachel, Rachel), y personaje (en cuanto a persona, a la inmensa mayoría solo nos queda su imagen pública y los testimonios de sus conocidos) ha sido constante. Aún recuerdo las dobles sesiones del cine "recortado" que veía de pequeño en al cine Texas. Una de aquellas películas fué Exodus, que debido a su metraje se pasó con entreacto. Recuerdo que en aquellos domingos de tardes larguísimas el cine se llenaba hasta la bandera, pero al segundo pase de Exodus, éramos pocos los que quedábamos en la sala. Ahora, escribiendo estas líneas, me pregunto si era la temática de la película de Otto Preminger, o la dificultad del espectador de cine de domingo tarde para seguir la história, lo que hizo que la sala casi se vaciase. 
En fin, que han sido años esperando el estreno de alguna de sus películas, para luego ir a verlas en pantalla grande. Las últimas, Al caer el sol, o Camino a Perdición, fueron dos destellos inmensos del talento de este genial actor... perdonad si no digo su nombre, pero es que así parece que aún está vivo entre nosotros, y podré, algún día, ir a ver otra vez alguna nueva película suya.

25 de septiembre de 2008

Sinergia


¿Alguna vez habéis buscado a alguien sin conocerlo? No me refiero a un ideal, no. Me refiero a cuando sabes que hay alguien, allí fuera, con quien debes conectar. Alguien con quien todo es más fácil, más positivo. No lo buscas, pero lo presientes. Y si por ende de la conjunción más astral que conozcamos, te cruzas en su camino, o viceversa, ¿entonces, qué hacer? Porque cuando una oportunidad así se presenta alguna vez, creo en mi humilde opinión que no debe ser desaprovechada. Porque entonces se produce un efecto muy poco común. La sinergia. ¿Y en qué consiste la sinergia? Pues en el aprovechamiento de las cualidades de los dos individuos tratados, es un decir solamente, para una vez unidas estas, mejorar a cada uno de ellos. Es decir, que la sinergia con otra persona te mejora hasta el punto de mejorar tú a la otra también. La unión para conseguir un fin, la simbiosis perfecta. Me imagino que llegar a este estado aparentemente sublime debe ser casi inexplicable. Desde luego yo tendría mucho cuidado en explicarlo, si encontrase una pareja así. Las envidias son malas, y es fácil que me criticasen por hacer ostentación de felicidad. Desde luego, yo lo haría sin dudarlo. Hay que ser sinceros, después de todo.

22 de septiembre de 2008

Nunca palabras tan hermosas se han vuelto a escribir.


Y es que estos días he estado releyendo Paula, de Isabel Allende. Nadie como ella me ha hecho escapar una lágrima en la lectura de sus páginas. Por un momento me ha trascendido el personaje, la escritora, y todo ha cobrado sentido. Dicen que releer un libro es volver a repetir una historia de amor pasada. No estoy de acuerdo. Volver a leer las frases, las palabras de un libro al cabo del tiempo, es descubrir algo nuevo, porque nuestros ojos han cambiado. Nosotros no somos los mismos, ni nuestras inquietudes, ni nuestros anhelos, ni todo aquello que la vida ha ido llenando en nosotros. Por eso cada vez que leemos un libro, aunque sea el mismo, no lo es. Aunque un autor escriba la misma novela en todas sus novelas, cada una de estas ejerce de prisma que refleja la realidad cambiante de cada lector.
He aquí palabras tan hermosas... Paula, llevas un mes dormida, no sé cómo alcanzarte, te llamo y te llamo, pero tu nombre se pierde en los vericuetos de este hospital. Tengo el alma sofocada de arena, la tristeza es un desierto estéril... 

La cárcel compartida.

Hoy se ha levantado un día nublado en Barcelona, una Barcelona que quiere ser Nueva York y que cree haberlo conseguido de la mano de Woody Allen. Mientras no nos construyan rascacielos de la magnitud de los americanos, todo eso se quedará en plena anécdota. Porque la vida sigue, para las ciudades y también para sus habitantes.
En fin, que ayer, otro día gris sin playa pues ha empezado el otoño, y mientras estaba hablando a través de la red con una amiga allende los mares, salió en la conversación la idea de no dejar de ser uno mismo por mucho que amemos a otro. Ni nadie ni nada podrá hacerme ser diferente a lo que soy, vino a decirme ella, aunque perdón si he hecho floritura de la frase, pero la esencia es la que permanece, como un buen perfume de Chanel, y si no que se lo digan a Marilyn.

Bueno, al grano, esa frase me hizo reflexionar, pues todos conocemos mujeres (fundamentalmente son ellas) que acaban sucumbiendo ante la fuerte personalidad de su pareja. Ellos suelen ser hombres infinitamente seguros de sí mismos, con gran empuje, con la confianza de tener siempre razón, muy bien valorados por los demás machos adyacentes, acostumbrados más a mandar que a sugerir, a imponer más que acompañar. Y ya se sabe, ese cóctel lleva implícito, con demasiada frecuencia, un carácter furibundo que acostumbra a asomar en los momentos en los que se siente contrariado, cuestionado. Es por eso que a su lado suelen tener mujeres que les admiran hasta la irracionalidad, que se sienten seguras a su lado, que delegan en ellos incluso las responsabilidades más nimias de la vida cotidiana. Él sabe de esto, él entiende de lo otro, se lo preguntaré a él, esto siempre lo ha hecho él...una relación de patriarcado que deja claramente en desventaja a la mujer, que compensa su falta de igualdad, de auto estima, de independencia, de riesgo, con la idea de seguridad. Sin embargo, solo queda una palabra para definir su situación, y no es otra que anulación. Si es que a él no le cuesta, si es que siempre se ofrece, es tan cariñoso y atento... Hasta que la situación, al cabo de los años, y cuando la mujer decide que por fin quiere volar sola, se vuelve insoportable para el hombre acaparador, que se siente incompleto sin manejar "altruistamente" la vida de la que está a su lado, sin poder demostrar que él siempre puede manejar dos vidas a la vez. La soledad le hace sentirse medio, y muchas veces lo hacen pagar a aquella que hasta hace poco era parte de "su" vida.

Reconozco que cuando miro con detenimiento a mi alrededor, siempre descubro alguna mujer que mira con admiración desmedida a "su" hombre, en un ejercicio de endiosamiento machista parecido a la religión, ríe cada una de las gracias que hace o dice, sean o no de mérito, y perdona finalmente todos los deslices que pueda tener, por mucho que ella lo disfrace a veces en indignación. La necesidad de ampliar la figura de él está por encima de cualquier otra cosa, sin darse cuenta que alimentan un vampiro que absorbe su verdadera personalidad.

Mujeres del mundo, hacedle caso a mi amiga Paola, y nunca dejéis de ser vosotras mismas. La igualdad entre los hombres y las mujeres empieza dentro de uno mismo. Ni más ni menos.

21 de septiembre de 2008

Publicidad Fiat Grande Punto en Francia

Esta es un anuncio publicitario de Fiat, para su modelo Grande Punto en territorio francés. La música de sintonía es I Wonder, de Urban Spacies. La mezcla de actores y personajes de plastilina, unida a la música desenfadada, le da a la campaña un aire familiar y desenfadado que la compañia quiere transmitir. Un anuncio alegre y positivo, que une lo urbano con lo rural. Un coche para toda la familia. Ah, por cierto, la niña de las coletas que salta por el paso de peatones es Helena, hija de unos amigos.
                                                      
                                                         
                               

20 de septiembre de 2008

El cuaderno de Saramago


Aquí dejo un enlace sobre el blog que escribe el premio Nobel José Saramago, desde la página de su fundación. Muy interesantes, como de costumbre, sus opiniones. También os dejo algunas pinturas de la artista ecuatoriana Myriam Gaggini dedicadas al escritor portugués.









11 de septiembre de 2008

Infinito espejo.

Delante de la puerta de la casa de mis padres, desde siempre he visto la bicicleta. Desde mi más tierna infancia, tengo recuerdos de aquel artefacto de dos ruedas, apoyado a poca distancia del quicio de entrada, sobre la pared encalada de la fachada. Fuese invierno o verano, otoño o primavera, allí estaba inmutable aquella vieja bicicleta.
Si alguien me preguntase desde cuando la recuerdo, no sabría decir otra cosa más que desde siempre. Algunos días, al salir de casa, me he llegado a preguntar a quién pertenecería aquella herrumbrosa chatarra. O a quien habría pertenecido. Ni siquiera sé si, alguna vez, ha sido de alguien de mi familia. O si alguien la había dejado apoyada al pasar, y allí había quedado olvidada. Tampoco a nadie le he preguntado. Ha ido oxidándose allí, poco a poco, como si de un árbol que crece y ve pasar el tiempo se tratase. Preguntarme a mi mismo quién podría haber paseado alguna vez en ella, no creo ya que sea importante. Lo realmente importante es verla sin hacerlo, e imaginar historias en las cuales mis personajes ficticios recreen vivencias que solo nacen de mi imaginación.
He visto pasar delante de ella hermanos, padres, tíos, luego sobrinos, e incluso nietos, pero ninguno la ha mencionado. Todos parecemos ignorarla. Como si negásemos su sola existencia. Como si nos molestara, o asustara, la sola visión de aquel cochambroso manillar, de los radios rotos, o de sus piñones, secos como los pechos de una anciana. Todos la hemos visto, presentido, pero nadie la ha querido mirar de frente, y mucho menos tocar. Como si aquel vehículo, salido de la profundidad de la memoria perdida, formase ya parte del todo, y a la vez, expirase en el marasmo de la nada.
Recuerdo que hubo una noche, hace muchos años, en la cual el viento azotó con desmesura todo el pueblo, arrancando árboles y tejas por doquier. Yo tendría diez años, más o menos. Oí perfectamente, desde el cuarto que compartía con mis seis hermanos, como la bicicleta caía al suelo, haciendo un ruido ensordecedor al hacerlo. Todos en la casa, estoy seguro, nos despertamos sobresaltados pensando que, cuando nos levantásemos por la mañana, ya no estaría apoyada en la pared, aunque ninguno hubiésemos hecho nunca ninguna referencia a ella.
Sin embargo, con el alba, y al salir a las labores del campo, allí continuaba de pie, apoyada en el mismo lugar. ¿Quién la había puesto de nuevo allí? Ninguno preguntó, ninguno reconoció haberlo hecho. Era como si algo que aparentemente no existe, ya que nadie habla de ello, tampoco pudiese desaparecer. Tal vez alguien, o todos, creían en que si no hubiese estado, la mala suerte se hubiese cernido sobre todos nosotros. Como un ángel de la guarda, visible e invisible a la vez, al que nunca nos atrevíamos a hacer preguntas. Simplemente creíamos en él, y temíamos no tenerlo.
Pero el hecho más extraño, y el que marcó definitivamente nuestro interior, sucedió poco después, al caer enfermo mi hermano Andrés. Era el pequeño, y apenas contaba entonces con cuatro años de edad. Un día, sin saber como, cogió unas fiebres inexplicables, que no parecían querer bajar con ningún medicamento que le fuese administrado. El médico del pueblo, el buen doctor Sófocles Castro, rodeado de sus inabarcables años de experiencia, no nos daba ninguna esperanza. Tan solo esperar. Tan solo rezar. En eso estaba de acuerdo con el capellán del pueblo, un hombre que decía haber visto al diablo cantando bajo una higuera, antes de profesar la fe.
Pero Andrés, a pesar de todo, de jarabes y rezos, de desvelos y cuidados de mi madre, que le cantaba siempre la misma nana incansable, cada día que pasaba estaba peor. Su vida se apagaba, y ni mis padres, ni el resto de mi familia, sabíamos como impedirlo. Dos semanas llevaba ya el niño a las puertas de la muerte. Incluso el carpintero, había empezado a fabricar una pequeña caja de madera para él.
Hasta que un día, y cuando ya no parecía haber remedio, no se sabe bien como, alguien puso una pequeña vela delante de la bicicleta. Una vela de aquellas que se ponen a los santos, cuando quieres pedirles algo. Por la noche, para sorpresa de todos, Andrés pareció responder mejor a las medicinas, bajándole la fiebre con baños de agua fría. Por la mañana, las velas ya eran dos. Andrés dejó de toser. Al día siguiente, aparecieron incluso flores, además de más velas encendidas, hasta conformar lo que se podría denominar un verdadero altar. Una semana después, Andrés ya podía levantarse de la cama, y las velas y demás, fueron retiradas sin que nadie lo viera. Nada. Nadie vio nada. Como siempre. Pero es que tampoco nadie nada comentó. Ni un ligero desliz. Todo era silencio absoluto alrededor de aquel objeto, continuamente presente en nuestras vidas. Pero, a pesar de que todo parecía volver a ser como antes, ya nada volvería a ser lo mismo. O al menos no exactamente.
El doctor Castro no daba crédito a lo que había visto. La vida de mi hermano pequeño había estado a punto de escapársele de las manos, sin poder hacer nada por remediarlo, sintiendo impotencia, para sin embargo, de un día para otro, haberse curado del mal que aprisionaba su cuerpo. Él les dijo a mis padres que, seguramente, la enfermedad que fuese que había atenazado al pequeño Andrés, había seguido su curso y que, finalmente, el organismo había reaccionado creando, él solo, defensas frente a tan extraño mal. Mis padres escucharon con respeto al hombre que más conocimientos tenía de todos aquellos a los que habían conocido. Sin embargo, todos en mi familia parecíamos estar convencidos de que, la verdadera fuente de curación estaba recostada en la pared de nuestra casa, al lado de la puerta. Se notaba en nuestras miradas, en nuestros silencios inquisidores, ya que todos nos mirábamos sabiendo, pero sin querer admitirlo.
Han pasado los años, muchos, desde aquel hecho, y la presencia de la bicicleta continúa acompañándonos a todos. Cada mañana al salir de casa. Cada tarde al regresar. Cada instante que pasamos en ella. Nadie la nombra. Nadie la menciona. Pero todos saben que está ahí. Ni siquiera los niños hacen nunca mención. Hay algo en los genes de nuestra familia que parece indicarnos desde el nacimiento que no podemos mencionarla, casi ni mirarla. Al menos abiertamente. Como si de un espíritu se tratase. Mis nietos han aprendido solos esta tradición familiar. De vez en cuando, ciertamente, alguna pequeña plegaria se nos escapa en nuestro fuero interno, estoy seguro de ello. Su presencia nos intimida, es verdad, pero a la vez nos conforta. Y si alguien padece o necesita, allí está la figura de las dos ruedas y los radios rotos, para poder obtener esperanza. No creo que nadie que no sepa, nos comprenda. Es bien igual. Ella vive allí, con nosotros, entre nosotros. ¿Tal vez alguien ha visto a Dios alguna vez? Y seguirá así, hasta que el último de mi familia no vuelva ya a pisar esta casa. Hasta que todos nosotros pasemos. O incluso más allá del último que eche la llave. Tal vez sea este el motivo por el que, finalmente, nos recordarán. O tal vez no, y nadie se atreva nunca a nombrarla, hasta desaparecer, por fin, para siempre, de la vida de alguien, como un infinito espejo.

9 de septiembre de 2008

La librería más bella del mundo.


Cuando uno pasea por las librerías del mundo, hoy que las fnac proliferan, lo maravilloso son los libros, el contenido. Pasar la mano con el dedo por el lomo de los volúmenes, formados y listos para ser leídos, atractivas fuentes de placer, es un goce en si mismo. Sin embargo, el envoltorio también puede ser importante, como en la librería  Lello Porto, una de las más anigua de Portugal, fundada en 1881. Una maravilla art-noveau, de techo preciosista, columnas y suelo de madera. Una maravilla que enaltece aún más el poder pasearse entre libros.

El último viaje del almirante


Este corto español, multipremiado, me ha impresionado. Desde luego, vale la pena.


                                                                

El niño con el pijama a rayas


Después de leer el libro de John Boyne, que tanta gente me había recomendado enfáticamente, no he podido dejar de tener una serie de sentimientos contradictorios. No es el tema, es cómo se enfoca. Por un lado, me ha parecido una utilización histriónica de un hecho maldito para hurgar en el sentimiento más profundo que nos mueve, la compasión. Demasiado fácil. No entiendo muy bien si es que no he leído el libro cuando tenía que hacerlo, o es que mi manera de enfrentarme a la literatura coacciona el pensamiento que desea transmitirme el autor. No quiero erigirme en juez, solo explicar el páramo de motivaciones en que se ha convertido la lectura de El niño con el pijama de rayas. No es la historia, ni el argumento lo que no me encaja. Ojalá yo fuese capaz de escribir algo así. Lo reconozco, pero hablo de algo más personal, de un transfondo de tristeza que ha bloqueado mi lectura. Ya sé, son argumentos personales, pero para mí cualquier motivación es personal, y me ha dolido la mera utilización de subterfugios, de emboscadas narrativas, para describir una historia demasiado universal. Me he sentido lector engañado, por encima de cualquier moralidad, que queda sujeta a mi estricta conciencia, primer horrorizado por el horror, porque la utilización que he percibido del holocausto, es lo que realmente me ha desagradado. Desde este momento, creo ser el único europeo que piensa así.

8 de septiembre de 2008

Cruzando el mar rojo. Siloé de Izan

Hace poco me topé con Cruzando el mar rojo, el disco presentación de esta cantautora de aires eclécticos. La verdad es que cuando lo escuché por primera vez, me pareció más de lo mismo. Pero tuve que hacer caso a mi subconsciente, y darle una segunda oportunidad. Y fue aquí donde se me apareció la artista metódica y trabajadora (ya se sabe, el genio solo se presenta a base de esfuerzo), de letras muy meditadas, y músicas muy bien cohesionadas, pese a la mezcla de estilos. Desde luego, no chirría en nada este disco. Al contrario, resulta gratificante escucharlo, ya que encuentras a alguien que se esfuerza por transmitir un mensaje de calidad elaborada. Que la suerte le acompañe.                                           

7 de septiembre de 2008

Una mirada de seducción

                                             

Hay veces que la cámara logra retratar aquello que el artista tiene guardado en su imaginación. Cuando eso pasa, nuestros ojos se transforman en receptores de la realidad transformada. La seducción del arte, el arte de la seducción. Como la página de Paola Monti, donde la encontraréis presente a cada palabra. Fotografía y palabra se convierten en un juego suave, donde los sentidos encuentran un lugar ideal para dejarse llevar. Pasaros por su Salón de Emociones, os aseguro que no quedaréis decepcionados.  

                                                               




6 de septiembre de 2008

El olvido de Pablo Aguirre

Pablo Aguirre abrió los ojos, como movidos por un resorte. Se despertó asustado, con el molesto presentimiento de que había olvidado algo, y que no podía recordar qué podía ser. Dió varias vueltas en la cama, intranquilo. No había manera de volver a conciliar el sueño. Le atormentaba, le ahogaba, la idea de haber podido llegar a olvidar algo importante. Tal vez fuese una cita, o tal vez algún mensaje que debía recordar. Cabía incluso la posibilidad de que aquello que había olvidado pudiese ser la visita importante a un médico… ¿Cómo podía haberlo olvidado, no llegar a recordarlo? A pesar de sus años, siempre había tenido buena memoria.

  Y es que el mero hecho de intentar recordar, parecía poner en marcha algún mecanismo recóndito de su cerebro que borraba cualquier síntoma de llegar a conseguirlo. Cuanto mayor era su empeño, más difícil parecía el poder llegar a recordar algo. Se imaginaba como un ratón dando vueltas en su rueda, intentando alcanzar infructuosamente su trozo de queso.

  Dio varias vueltas en la cama. La oscuridad de la habitación era total, y eso solo podía significar que aún era noche cerrada. No llegaba ni un solo sonido de la calle. Aguzó aún más el oído, pero aún así, todo parecía en silencio allá fuera. Volvió a cerrar los ojos, nervioso, intentando volver a conciliar el sueño, pero no parecía que hubiese manera. Dormir se había convertido en algo imposible, prácticamente inalcanzable. Y lo peor de todo, era que no dejaba de darle vueltas al hecho de si lo que había olvidado era algo que debía hacer, o tal vez alguna cosa ya no habría hecho. Extraña sensación.

  De repente, oyó ruido al otro lado de la pared. Parecía la voz profunda de un hombre la que estaba hablando. Seguro que María, la vecina morena y exuberante, había traído de nuevo visita masculina a su casa. Entonces notó un frío repentino, y luego un mareo, por lo que optó por taparse con la manta. Ultimamente estos síntomas le pasaban más a menudo. Giró entonces el cuerpo de costado, para intentar conciliar mejor el sueño, pero la idea de su mente en blanco parecía perseguirle en la vigilia ¿qué era lo que podía haber olvidado? Seguro que debía ser algo importante, pero ¿el qué?

  Un fuerte olor a humedad parecía inundar ahora la habitación. Otra vez el lavabo, que perdía agua. ¿Podía ser eso lo que había olvidado, llamar al fontanero? No, eso ya lo había hecho el lunes, pero le habían dicho que hasta el viernes no podría pasarse, demasiado trabajo atrasado. Oyó entonces llorar al otro lado de la pared. Tal vez el fulano ese de la voz profunda le había pegado a María, lo que no sería extraño, ya que sus acompañantes los conocía en el club aquel, en el que trabajaba por las noches de bailarina. En fin, solo pedía que algún día no le pasase realmente algo grave, ya que en el fondo, aquella chica desgarbada y presumida, le caía bien.

  Pero, ¿qué había olvidado?... Un lamento. Un ruido como de un golpe. Tal vez fuese la pobre María… solo esperaba que esta vez no le hicieran daño. Tantas veces le habían roto ya el corazón…

  Si, eso era. Por fin lo recordaba. Al fin podía cerrar los ojos, dormir y descansar. Pablo Aguirre recordó con satisfacción, lo que hasta entonces había estado olvidando. Y es que, en definitiva, nadie puede descansar en paz hasta acordarse de su propia muerte.

5 de septiembre de 2008

Un reflejo de la rutina.


Eso es lo que representa esta imagen. El paso del tiempo a través de nuestra rutina diaria. Un reloj inexhorable que perpetúa nuestra cotidianeidad. Porque, salvo honrosas excepciones, el ciudadano medio del mundo occidental, industrializado, tecnificado, digitalizado, sigue unas pautas básicas de comportamiento rutinario. Este es el reloj de nuestros días de insufrible rutina. Nada cambia para que todo siga igual.

4 de septiembre de 2008

Descubierto el gen de la infidelidad.


Según la Agencia Reuters, el mismo gen que limita la habilidad de los roedores para comprometerse de por vida podría afectar a los matrimonios humanos, según un equipo de investigadores suecos y estadounidenses.Los hombres que tienen la misma variación de un gen relacionado con las señales cerebrales son más propensos a tener matrimonios infelices que los que tienen otra variante, aseguró el equipo del Instituto Karolinska.Aunque no están seguros de qué efecto tienen estos cambios genéticos en el comportamiento masculino, otros investigadores sugieren que tiene que ver con su habilidad para comunicarse y empatizar, de acuerdo al estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.Aunque no están seguros de qué efecto tienen estos cambios genéticos en el comportamiento masculino, otros investigadores sugieren que tiene que ver con su habilidad para comunicarse y empatizar, de acuerdo al estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. 

En el estudio, los investigadores buscaron un gen que es similar en humanos y ratas, llamado AVPR1A, que ayuda a explicar por qué las ratas de pradera son monógamas y las de montaña no.

En humanos, los estudios han mostrado que ciertas variaciones del AVPR1A están relacionadas con la agresividad, la edad del primer acto sexual y el altruismo.El equipo de Walum descubrió que los hombres con la misma variante del gen, conocido como 334, obtuvieron una puntuación baja en su escala de lazos afectivos de pareja, y eran menos propensos a casarse.

Los hombres con dos copias del 334 tenían el doble de posibilidades de haber tenido una crisis de pareja en el último año, y sus esposas eran mucho más propensas a indicar insatisfacción con sus matrimonios.

Más del 30 por ciento de los hombres que tenían al menos una copia del 334 estaba soltero, frente al 17 por ciento de los hombres que no tenían ninguna copia.

3 de septiembre de 2008

Numero 1. Nuevo disco de Makaroff



Nuestro barcelonés de origen argentino, Sergio Makaroff, desde juio ha publicado nuevo trabajo. Se llama Número 1, y viene bajo la producción de Ariel Rot y José Nortes. Aquí tenemos al viejo músico de siempre, con unas letras elaboradas como siempre, y un estilo tan personal suyo, como siempre. Ay!, aquellos conciertos de hace catorce años...era una manera increíble de disfrutar de su histrionismo, y la fuerza de la banda que le acompañaba...recuerdos.
Ahora, esta nueva entrega de su discografía, la puedes disfrutar desde Napster, iTunes, o eMusic. ¡Suerte!

Exposicion Gustave Coubert. Montpellier


El nuevo Museo Fabre de Montpellier ha querido asociarse con el Museo de Orsay y el Metropolitan Museum-of-Art de Nueva York para organizar una gran retrospectiva internacional dedicada a Courbet.
Esta exposición, esperada desde hace más de treinta años, tiene como objetivo presentar un centenar de obras del artista, desde su juventud, marcada por el romanticismo, hasta sus últimos años en Suiza.
Los visitantes podrán descubrir sus mejores obras maestras pero también otras menos conocidas provenientes de colecciones públicas y privadas del mundo entero.
Por otra parte, es también la ocasión para Montpellier de valorizar su patrimonio natural y artístico gracias a la Ruta Courbet. Este proyecto único permite a cada visitante descubrir, tras los pasos del artista, los paisajes que pintó de Villetelle a Sète. Una señalización específica ha sido instalada en cada una de las etapas del recorrido. Acaba el 28 de septiembre.

2 de septiembre de 2008

Inercia. Próximo disco de Manuel Carrasco


Ya tenemos fecha de lanzamiento y título para el cuarto disco de Manuel Carrasco. Será el 16 de septiembre cuando se ponga en circulación Inercia. El artista está últimando los detalles de este nuevo trabajo.

El compositor e intérprete español ha contado con la producción del multipremiado Cachorro López, productor argentino que ha colaborado en los últimos trabajos de Julieta Venegas, Andrés Calamaro y Paulina Rubio, entre otros.

Con las canciones de Inercia, la carrera de Manuel Carrasco se anuncia que evoluciona hacia un sonido mucho más internacional, manteniendo la línea de sus letras que vuelven a configurar el universo particular del artista. El primer single Sígueme ya puede escucharse en algunas emisoras de radio musical en España.

El álbum, grabado en Argentina entre los meses de junio y julio, está compuesto en su totalidad por canciones escritas por Manuel Carrasco. 

La discografía de artista se completa con Quiéreme (2003), Manuel Carrasco (2004) y Tercera parada (2006), con los que atesora un doble disco de platino y dos discos de oro.

1 de septiembre de 2008

Apertura Ruy López

Rodrigo López de Segura nació en Zafra seguramente en 1540 y murió en Madrid hacia 1580, aunque estas fechas no son del todo seguras. Sus padres eran mercaderes acomodados, con casa y escudo en la Plaza Grande de la localidad. Fue clérigo de la parroquia de la Candelaria en Zafra y más tarde pasó a la corte de Felipe II, en condición de confesor y consejero real. Considerado campeón del mundo al menos entre 1570 y 1575, cuando fue derrotado por Leonardo da Cutri.

Desde joven Ruy López fue un enamorado del ajedrez y se dice que uno de los que más influyó en él fue Damiano, quien había publicado un libro en 1512 y que López estudió. En 1560 llegó a Romapor asuntos eclesiásticos y allí derrotó a los mejores ajedrecistas italianos. Repitió su hazaña en 1573 durante el pontificado de Gregorio XIII, y es importante señalar que Italia era, por esa época, el más importante centro ajedrecístico de Europa, especialmente Roma. Había vencido dos veces a Leonardo da Cutri, y era considerado el mejor jugador del mundo. Escribió su Libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez, muy útil y provechosa para los que de nuevo quisieren depreder a jugarlo, como para los que ya lo saben jugar, en 1561.

Apertura española:

Las piezas blancas se preparan para hacer c3 y d4 buscando eliminar el peón e5 de las negras. 
Con su última jugada se apresuran a enrocar y así disponer de Te1 contra algún intento negro sobre su peón e4 evitando hacer jugadas como Cc3d3 o incluso la más fea De2 ya que todas estas entorpecerían su plan. Además como lo dictan los cánones del desarrollo con su última jugada amenzan con tomar el defensor del peón y lo harán en caso que las negras no sobreprotejan dicho peón.