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29 de abril de 2009

Juan y Maria.


Y cuando se van, después de su breve visita, Juan vuelve a la realidad, su realidad. Entonces es cuando busca a María en el jardín, y espera que sus hijas ya se hayan ido también. Ellos, que se conocieron allí, en cuanto pueden, suelen perderse unos minutos detrás del parterre más alejado. Y es allí donde él le suele dar un suave beso, a veces, o apasionado si se tercia, mientras ella siente, tan solo durante unos segundos, que le es infiel a un marido que ya hace años ha muerto. Después de las primeras dudas del momento, los dos vuelven a ser nuevamente jóvenes. A sentirse tiernamente enamorados. Porque el tiempo es poco, y la necesidad de hacerse compañía, demasiado fuerte. Y a esta edad, ya no hay mañana.