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20 de agosto de 2011

El adiós

                       gotico

El ansia de conocer nuevos lugares, lo llevó a recorrer el mundo entero, hasta no quedar ningún rincón del planeta donde no hubiera estado, aunque tan solo hubiese sido por un día. Ya viejo y agotado finalmente decidió parar para descansar en un pequeño pueblo en las montañas, rodeado de árboles y suprema tranquilidad. Allí, ya satisfecho, esperó a ver pasar el tiempo, reencontrando nuevamente el tedio, hasta que un día vio aparecer a un forastero.

Hay un lugar que usted aún no conoce. ¿Quiere venir conmigo?

El viejo pareció confuso ante tal afirmación, y sin embargo su ansia de conocer acabó haciendo que aceptase partir en busca de aquel lugar desconocido. Y con la prisa por encontrarlo, ni siquiera percibió que, al partir, su cuerpo quedaba ya definitivamente atrás.