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17 de septiembre de 2010

La maldición de Licaón

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Según cuenta la leyenda, el primer hombre lobo reconocido como tal fue Licaón, rey de Arcadia, en la Antigua Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto, además de una persona muy religiosa, que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un ser salvaje, ya que a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a los dioses, e incluso se decía que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad. Al enterarse de todo esto, el dios Zeus quiso comprobar por si mismo los rumores y ,se disfrazó de vagabundo para hacerle una visita al descarriado Licaón. Este, como era su costumbre, pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus, y como acto de buena fe lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien, de no ser porque Licaón finalmente no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo, y ordenó que le sirvieran la carne de un niño, presuntamente uno de sus propios hijos.
Zeus se dio cuenta, por supuesto, y, encolerizado, condeno a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus descendientes también padeciesen la maldición de ser hombres lobo. Hoy en día se conoce como licaón al perro salvaje africano, un pariente lejano de los lobos.La historia de Licaón, por lo tanto, nos provee uno de los primeros ejemplos de la leyenda del hombre lobo.