He comenzado a releer Macbeth, de entre las tragedias de Shakespeare mi favorita. Hacía años que no me enfrentaba al texto, así que he elegido una traducción que cuenta con el original en inglés a pie de página. Ello da idea del ritmo y la musicalidad de algunas partes de la obra, sobre todo la escena primera del acto primero, que representa la reunión de las brujas. Domina en él la noche, con las frecuentes invocaciones a las tinieblas, y la evocación de las torpes criaturas furtivas y rapaces de la oscuridad, y la atmósfera sofocante. La oscuridad de la obra, la miseria y corrupción de sus personajes, descritos sin piedad, casi con deleite, en constante progresión autodestructiva, me engancharon con trece años, y lo ha vuelto a hacer ahora. Entonces la leí de un tirón, en una noche de tormenta solo en mi cuarto, con una pequeña luz como compañera. Ahora ha pasado el tiempo, y ese decorado me acompaña en mi memoria, reproduciéndose sin más necesidad que mi imaginación. Fue escrita posiblemente entre los años 1605 y 1606, estrenada en 1606 e impresa en la edición infolio en 1623. La fuente original de la obra es la Crónica de Holinshed. En la obra, Macbeth y Banquo son generales de Duncan, rey de Escocia. Volviendo de una victoriosa campaña contra los rebeldes, encuentran en una llanura a tres brujas que profetizan que Macbeth será thane de Cawdor y luego rey, y Banco engendrará reyes, aunque él no esté destinado a serlo. Inmediatamente después llega la noticia de que Macbeth ha sido nombrado thane de Cawdor. Tentado por el cumplimiento parcial de la profecía y por lady Macbeth, que excita en él la ambición, Macbeth asesina a Duncan, hospedado en su castillo, pero en seguida es presa del remordimiento. Los hijos de Duncan, Malcolm y Donalbain, huyen, y Macbeth se apodera de la corona. Pero todavía queda un obstáculo en el camino de Macbeth: las brujas habían profetizado que el reino iría a parar a la dinastía de Banco, por lo cual Macbeth decide hacer desaparecer a éste y a su hijo Fleance, pero éste logra huir. Perseguido por el espectro de Banco, que se le aparece durante un banquete, Macbeth consulta a las brujas, que le dicen que se guarde de Macduff, barón de Fife; que nadie nacido de mujer podrá hacer daño a Macbeth; y que sólo será vencido cuando el bosque de Brinam vaya hasta Dusinane. Sabiendo que Macduff se ha unido a Malcolm, quien está reclutando un ejército en Inglaterra, Macbeth hace asesinar a lady Macduff y a sus hijos. Lady Macbeth, a quien le había caído de la mano el puñal al intentar, antes que su marido, asesinar a Duncan, y ver en él por un momento a su propio padre, pierde la razón e intenta en vano hacer desaparecer de sus manos la visión de la sangre; finalmente muere. El ejército de Macduff y de Malcolm ataca el castillo de Macbeth: pasando por el bosque de Birnam cada soldado corta una rama y detrás de esta cortina de follaje avanzan contra Dusinane. Macduff, sacado del vientre materno antes de tiempo, da muerte a Macbeth. La profecía se ha cumplido y Malcolm sube al trono.