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30 de abril de 2009

Salir corriendo.

Hace poco publiqué en el blog una historia, un cuento, donde el protagonista se sentía invadido por los celos ante la creciente independencia de su mujer, algo que el personaje no podía asimilar por la eterna inseguridad que los hombres tenemos. Delante de situaciones así, me puse en la piel de alguien que pasase por ese proceso, intentando mostrarlo, de modo panfletario, desde su ángulo más tristemente cruel consigo mismo. El resultado final de todas estas inseguridades siempre suelen ser los celos. Eso es, al menos, lo que quise reflejar con mi narración. Y sin embargo, un lector, o lectora, me ha hecho ir un paso más allá, al de las consecuencias de estos celos, que no son otras que el maltrato. Lo hizo con el simple gesto de recomendarme una canción. Y reconozco que tiene razón, porque ha llevado la ironía de mi personaje, que sufre su calvario imaginado, a la crudeza de lo que padecen tantas mujeres en el mundo. Porque todos los días son significativos para luchar contra la violencia de género. Aquí tenéis el ejemplo. Gracias a ti por recordármelo.