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12 de diciembre de 2007

Opinión. Tiempos modernos

Creo que el título del artículo puede llamar a engaño. Lo se. Pero es que me viene bien para hablar de la crisis que vive la industria del vídeo en España.

Si que es verdad que la bajada de ventas, y por consiguiente los cierres de los videoclub en España, parece imparable. Desde hace años, la caída del alquiler es exponencial, creándose el efecto bola de nieve, por lo que la aceleración ha aumentado año a año.

Ahora se quiere culpar de la crisis de los videoclub al fenómeno de las descargas compartidas de Internet. Siendo esto bien cierto, hay que pensar que todo ya empezó con una guerra de intereses. Primero en el tiempo fue la televisión digital, pero su influencia sobre los centros de alquiler de películas fue restringida, ya que se tenía que pagar un alto coste mensual, las programaciones eran poco flexibles, y las películas siempre salían antes en el videoclub. El miedo fué pasajero. Pero luego vino la puntilla. El acceso masivo a la red, y las descargas gratuitas, han sido el remate. Realmente sabe mal, por mucho que nos hablen de la adaptación a los tiempos modernos.

Sin embargo, las quejas actuales de la patronal de videoclub de España no tienen mucho sentido. Su futuro nunca ha sido claro. Demasiados lobos rondando los beneficios del entretenimiento familiar. ¿O es que cree alguien que la misma industria no pensaba, piensa e intentará, ser promotor y distribuidor único del producto cinematográfico a través de Internet? Es negocio abonado, sin duda. Inimaginable que los ejecutivos de las multinacionales no piensen en quedarse con el beneficio del producto, desde que se realiza hasta que llega a manos del consumidor, sea este en forma de venta o de alquiler. Su voracidad está harto demostrada. Además, el vídeo, sea venta o alquiler a través de Internet, es una solución a la eterna crisis de las salas de cine.

Lo siento, señores propietarios de videoclub pero, utilizando un símil cinematográfico, están sus carretas rodeadas de indios, que lanzan flechas incendiarias a sus carretas. Que cada uno entienda lo que quiera. Suerte, que la necesitarán en estos tiempos modernos.