Desear conseguir una cosa
y no poder hacerlo es algo más común de lo que parece. Muchos, todos, vivimos
en la frustración de desear y no alcanzar, y en la ilusión, la auto justificación,
de que si quieres puedes. Gran falacia la frasecita que nos suelen martillear,
como si de publicidad se tratara, de que si deseas algo con fuerza e intentas
conseguirlo, todo es posible. No hay nada imposible, dicen los optimistas
vitales. ¿Es que acaso esos que proclaman las virtudes de luchar por lo
inalcanzable ya han conseguido hacerse millonarios, objetivo común a toda la Humanidad
que contesta de forma honesta?
Creo que en este mundo
nos han echado a patadas del pragmatismo total, a la ilusión ilusa, y
perdóneseme aquí el redondeo. Solo es cuestión de repasar nuestro interior, y a
la hora de hacerlo ser realmente honestos con nosotros mismos, para responder a
la pregunta de si seríamos capaces de conseguir cualquiera de nuestros sueños
con solo desearlo, y luchar incansablemente por ello. Y no vale plantearse el
más fácil, no. Vamos a ser maximalistas por un momento, e imaginemos aquello
con lo que hemos soñado toda una vida. No es necesario que entonces sigáis más
adelante, no hace falta. Los sueños, como dijo Calderón, sueños son, y por eso,
en la esencia de su propio ser, son aquello que nos secuestra de las
frustraciones que vivimos. ¡Qué fácil es imaginarnos, soñarnos, y a la vez qué
largo y pesado se nos hace el camino!
Tal vez creáis que abogo
por la despreocupación y por la negación de conseguir aquello con lo que
soñamos. Nada más lejos de mi intención. Solo digo, humildemente como siempre,
que creo que debemos soñar con aquello que podemos conseguir realmente, porque
de lo contrario, la frustración será mayor a solo soñar que deseamos lo
imposible. El único imposible es el que nosotros nos marcamos, el que va más
allá de lo que perdemos en el camino. Para conseguir nuestros deseos, primero
debemos conocernos a nosotros mismos, y una vez sabemos que lo que deseamos es
un imposible posible, luchar por ello. Lo demás son solo frases y canciones. O
tal vez molinos de viento y gigantes imaginarios en la lejanía.