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28 de septiembre de 2008

In memoriam.

No sé porqué me sorprendo. Van desapareciendo los iconos de mi vida, lo que hace que tenga que asumir el paso del tiempo. Pasados ya los cuarenta (eso de la cuarentena me suena muy mal), es momento de ir acostumbrándose a la ineludible pérdida de referentes culturales. Recuerdo aún el shock que produjo en mi alma de adolescente el asesinato de John Lennon. El adiós de Alfred Hitchcock fué diferente. La reposición de sus películas en diferentes salas de cine de Barcelona, hizo de mi cinemafilia un constante recorrido de salas oscuras, que volvían a iluminarse como en la época dorada del cine. Su muerte, para contradicción personal, fué una combinación de tristeza por el ídolo desaparecido, y de suerte. Suerte de poder volver a ver aquellas películas en gran pantalla, tal como habían sido concebidas en su momento. Vértigo, La ventana indiscreta, Falso culpable... fueron para mí como verdaderos estrenos.
Desde entonces hasta ahora, nuevos iconos encontrados, otros desaparecidos. Y el último ayer, unos de los más antiguos, si no el más, que me quedaban. Desde que ví su rostro en Cortina rasgada, la admiración por el actor, director (imborable Rachel, Rachel), y personaje (en cuanto a persona, a la inmensa mayoría solo nos queda su imagen pública y los testimonios de sus conocidos) ha sido constante. Aún recuerdo las dobles sesiones del cine "recortado" que veía de pequeño en al cine Texas. Una de aquellas películas fué Exodus, que debido a su metraje se pasó con entreacto. Recuerdo que en aquellos domingos de tardes larguísimas el cine se llenaba hasta la bandera, pero al segundo pase de Exodus, éramos pocos los que quedábamos en la sala. Ahora, escribiendo estas líneas, me pregunto si era la temática de la película de Otto Preminger, o la dificultad del espectador de cine de domingo tarde para seguir la história, lo que hizo que la sala casi se vaciase. 
En fin, que han sido años esperando el estreno de alguna de sus películas, para luego ir a verlas en pantalla grande. Las últimas, Al caer el sol, o Camino a Perdición, fueron dos destellos inmensos del talento de este genial actor... perdonad si no digo su nombre, pero es que así parece que aún está vivo entre nosotros, y podré, algún día, ir a ver otra vez alguna nueva película suya.