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3 de septiembre de 2012

Solo son palabras.


La duda encoge el alma de los hombres angustiados, para dejarlos como una sombra huidiza, que escapa de su propia forma, hasta hacerse irreconocible. La mejor, aunque no única, que yo no conozco todas, opción, es centrarse en verse a uno mismo y encontrarse, asumiendo que muchas veces la voluntad no es sinónimo de éxito completo, pero que tal vez una victoria parcial pueda ayudarnos a superar lo que vemos delante del espejo y nos incomoda, aquella foto borrosa de nosotros mismos que esperamos que los demás nos ayuden a aclarar, pero que a fin de cuentas hemos de asumir finalmente que el objetivo lo llevamos dentro de nosotros mismos. Necesitar ser para los demás es no acabar de conocerse, así que conocerse es hacer que los demás nos acepten como somos, y entonces sabremos a quién le importamos de verdad. No me hagáis mucho caso en lo que digo, sin embargo, ya que solo son palabras, de esas que se dicen y después cuesta reconocerlas en las propias acciones. Soy constante en muchas cosas, y sin embargo tengo la sensación de no serlo en aquellas que importan, que realmente me importan. Solo es cuestión, como he dicho tantas veces, de saber abrir los ojos hacia dentro y ver lo que somos de verdad, no solo lo que enseñamos en el escaparate que es nuestro comportamiento social. Y sobre todo no cansarse de seguir buscando.