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3 de enero de 2008

El Fútbol Club Barcelona y Carlos Gardel .

Si algún equipo de fútbol reúne hoy en día historia y anécdotas relacionadas con el mundo de la cultura, ese es el Fútbol Club Barcelona. Si algún cantante de tangos es mítico, ese es Carlos Gardel.
He aquí, pues, como Gardel y el Fútbol Club Barcelona, el tango y el fútbol, el deporte y la cultura, se cruzaron en la década de los años veinte del pasado siglo.
Para la historia del tango y del fútbol, cabe reseñar la amistad de José Samitier con Carlos Gardel, desde que el cantante realizó una gira por Europa en 1923. El cantante, apasionado de su caballo Lunático, y forofo del Racing Club de Avellaneda, presenció la final de la Copa del Rey de 1928 en Santander, entre la Real Sociedad y el F. C. Barcelona. En el partido del día 20 de mayo, cayeron lesionados Platko, Castillo, Perera y Samitier y, tras el encuentro, Gardel les animó la velada.
Rafel Alberti lo recuerda en su libro de memorias "La arboleda perdida": Fue en Santander el 20 de mayo de 1928. En un partido de fútbol entre el Barcelona y la Real Sociedad de San Sebastián. Un partido en el que se jugó fútbol, y también los nacionalismos.”
“Una batalla campal en la que abundaron las corridas, los golpes y los culatazos de la guardia civil.” “Por la noche en el hotel, nos reunimos con los catalanes. Se entonó "Els segadors" y se ondearon banderines separatistas. Y una persona que nos había acompañado a Cossio y a mí durante el partido, cantó con verdadero encanto y maestría tangos argentinos. Era Carlos Gardel.”Aquel mismo día, Gardel planificó una gira del Futbol Club Barcelona por Argentina y Uruguay, que llevaría a la entidad azulgrana a enfrentarse a River Plate, Boca Juniors, una selección de jugadores de Rosario, y también a Nacional y Peñarol en Montevideo. Al término de la gira, Gardel dedica a su amigo Samitier el tango Sami, con letra de Lito Mas y música de Nicolás Verona. El periodista y amigo íntimo de Gardel, Edmundo Guibourg, nos cuenta sobre el tema: “Gardel estaba en España cuando, en 1928, en viaje hacia Amsterdam, llegó la delegación argentina que iba a los Juegos Olímpicos. Carlos, entonces, no se separó un instante de los futbolistas. Tanto, que siguió con ellos a París y ya tenía reservados los pasajes a la sede de los juegos, cuando imprevistamente, debió viajar a Italia. En España, me consta, fue muy amigo de José Samitier (“El mago”). También del arquero Ricardo Zamora (“El divino”) y de casi todos los jugadores del Barcelona.”

“Los españoles lo querían de verdad. Y, cuando en 1931 viajaron a Londres para un histórico partido con los ingleses, Carlos que estaba en París, decidió ir a verlos. Yo fui con él. Con nosotros viajaron Pierotti y Duggan, propietario de caballos de carrera. Íbamos a salir en avión pero Carlos se opuso. No quería.”

“Cuando el equipo de Barcelona llegó a París, en camino ya hacia un partido decisivo con los ingleses, Carlitos fue a verlos. No les podía fallar a Samitier y Zamora, con quienes ya había compartido una casi sangrienta final con el Real Madrid, cantándoles mientras se reponían de golpes y machucones (se conoce una fotografía con Gardel sentado en una silla, Samitier vendado en cabeza y cuello en una cama de hospital y otro jugador en otro extremo vendado en la cabeza).”

“Así fuimos a Londres, él se consideraba una mascota del Barcelona, pero la cosa no anduvo bien. Tomamos un taxi para ir al estadio, íbamos cerca de unos ómnibus que llevaban aficionados, nosotros al ver que esos hinchas se bajaban, hicimos lo mismo. Pero debimos caminar más de 15 cuadras para llegar a la cancha. La parada era la estación terminal de los ómnibus, no la cancha. Después pasó un desastre parecido. Mientras caminábamos ese kilómetro y medio de regreso Gardel me decía: «Pero que goles sonsos hicieron esos “yonis”... ¡Y nada menos que 7 a 0, sólo voy a volver a Londres cuando juegue un cuadrito de los nuestros.”