Buscar este blog

12 de febrero de 2009

Reflexión.

Existe, en este mundo que nos rodea, y en el que cada uno de nosotros somos un mundo también, un punto equidistante en el que la mente y el corazón se juntan indefectiblemente. Una fusión, esta, entre el mecanismo y el sentimiento, entre el alma y la razón. Pero también existe ese tiempo en el que pareciera que la mente va por un lado, y el corazón va por otro. En esos momentos, es cuando hay que decidir entre qué es lo que deseamos, o qué es lo que deberíamos hacer. Difícil decisión, de la que solo nuestra propia honestidad puede hacernos ver con claridad, y cuyas consecuencias solo nosotros hemos de asumir.